¡Pasó diciembre con su alegría, mucha parranda y reactivación! Pero de la misma manera, como era previsible, nos dejó el ómicrón. En el mundo el número de casos de covid-19 se ha disparado con promedios diarios de más de tres millones de personas contagiadas. También es sorprendente el número de vacunaciones totales, con cerca de diez mil millones de dosis aplicadas.
En nuestro país los casos están en permanente incremento, sobrepasando ya los 35 mil diarios. Lo que es evidente aquí y en Cafarnaúm es que el número de muertes y hospitalizaciones ha disminuido, y la inmensa mayoría de los casos no requiere una atención médica hospitalaria, sino aislamiento y cuidado en casa. Esto habla de la eficacia de las vacunas dando respuesta contundente a quienes aún siguen dudando.
Por lo tanto, hay que continuar las medidas básicas de bioseguridad: distancia mínima de dos metros, uso extendido del tapabocas y lavado continuo de manos, para disminuir los contagios y no poner en riesgo la consolidación de la reactivación económica del país que apunta a que en este año tendremos una cifra cercana al 4,5% de crecimiento del PIB, superior a la de la mayoría de la región.
Deberá ser prioridad incrementar la tasa diaria de vacunación para llegar al finalizar este mes a más del 70% de la población con segundas dosis aplicadas.
Las empresas prestadoras de servicios públicos y comunicaciones con sus funcionarios continúan su labor silenciosa, efectiva y permanente. ¡No podemos bajar la guardia! Pasamos de ser necesarios a imprescindibles en todos los hogares, oficinas, comercios, fábricas e instituciones del país. Además, los canales de atención están implementando variadas opciones para agilizar los trámites, evitar aglomeraciones y mejorar la calidad del servicio.
Igualmente, la ciudadanía ha venido recuperando la cultura de pago, consolidando así la sostenibilidad y prestación de los mismos.
Para mantener esta senda es importante que los empleados y operarios de estas empresas estén en la primera línea de vacunación de las dosis de refuerzo para seguir en el propósito de la atención, porque hemos visto que países como Francia, Reino Unido y España, para mencionar algunos, han comenzado a tener ausencias y dificultades para conseguir trabajadores calificados en servicios esenciales.
La responsabilidad del cuidado es de todos y no simplemente una obligación estatal. De lo contrario sería grave y volveríamos a los comienzos de la pandemia afrontando nuevamente aislamientos, reducción de aforos y retrasando el camino de la reactivación.
El refrán dice que “soldado avisado, no muere en guerra”. Por esto, las empresas de servicios públicos y comunicaciones estamos alertas y siempre listas, pero se requiere que todos los ciudadanos hagamos lo que nos corresponde con el autocuidado y evitar que esta cuarta ola nos pegue tan duro como a aquellos países que la padecieron primero y no tuvieron tiempo de reaccionar.
Artículo publicado originalmente en Portafolio
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