El pasado primero de septiembre, en la ciudad de Medellín, se realizó el Segundo Encuentro de Inclusión y Diversidad. En este escenario, diferentes adheridos contribuyentes de Pacto Global Red Colombia, una iniciativa de Naciones Unidas, nos reunimos a hablar acerca de los retos y oportunidades para las empresas en materia de diversidad, equidad e inclusión (DEI).
Fueron muchos los temas abordados. Se socializaron buenas prácticas de diferentes empresas, retos y oportunidades, normas asociadas, experiencias y ante todo hubo un llamado a la acción. Una oportunidad importante compartir experiencias y replicarlas. Es sobre uno de esos temas, que quisiera hablarles.
La Agenda 2030 busca mejorar la vida de todos, sin dejar a nadie atrás y cuenta con dos ODS que llaman la atención frente a la inclusión laboral de las personas y hacen referencia tanto a la reducción de las desigualdades y al trabajo decente. ¿Por qué es tan importante esto? Son muchas los grupos poblaciones que por diversas razones han sido sistemáticamente excluidas y por ello se han vuelo sujetos de especial protección del estado. Uno de estos grupos representa a cerca del 6% de la población y cuenta con retos importantes respecto a la inserción laboral: las personas con discapacidad.
Se requieren mayores esfuerzos por reducir las barreras del entorno. Uno de ellos requiere romper mitos y estereotipos. Los procesos de selección de todas las personas son importantes, hay que encontrar quien tiene la experiencia requerida que además se pueda alinear con la misión y los valores de una empresa. Una persona con discapacidad no busca un empleo para atornillarse a un cargo, así como una empresa no contrata a una persona con discapacidad únicamente por los beneficios tributarios que le reporta. Por otro lado, la estabilidad reforzada no es como la pintan. Busca proteger a un empleado de una posible discriminación por discapacidad o condición de salud, pero a la vez le brinda al empleador las herramientas para poder despedir a una persona cuando hay una causa justa, legal y objetiva. Las personas con discapacidad, como la gran mayoría de las personas, no buscan oportunidades por tener discapacidad, quieren ser reconocidos por sus habilidades, experiencia, y el valor que pueden agregar desde lo personal y lo profesional. Es un derecho.
Varios artículos del Havard Business Review señalan que los empleados felices y satisfechos aportan un 88% más de productividad a sus empresas. El lugar de trabajo es donde las personas económicamente activas pasan la mayor parte de sus días. Es importante (aunque no necesariamente evidente) sentir que el lugar de trabajo es un entorno en el que nos sintamos seguros de ser nosotros mismos. El poder reconocernos desde nuestras diferencias y sentirnos en un entorno laboral incluyente y con representación aporta a la satisfacción personal y agrega valor.
Así mismo, entornos diversos, incluyentes y más productivos, generan externalidades positivas. Nuestras decisiones como consumidores se ven afectadas cuando conocemos las buenas prácticas internas (y externas) de las empresas que nos proveen de los productos y servicios que adquirimos. Es un gana-gana. No sólo nos debe importar lo que las empresas hacen en materia de inclusión. La realidad es que sentirnos incluidos y representados en nuestro lugar de trabajo afecta nuestras decisiones respecto a quedarnos o irnos del lugar en el que trabajamos.
La eliminación de las barreras del entorno empiezan siempre con eliminar las barreras actitudinales que son las más sencillas de derribar: cambiemos nuestra actitud, cambiemos el trato, no dejemos que aquellos que quieren hacer las cosas bien y aportar, sean excluidas sin siquiera darles la oportunidad de intentarlo.
La opinión expresada en esta entrada de blog es de exclusiva responsabilidad de su autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Pacto Global Red Colombia.