El 7 de abril del 2021 se conmemora el Día Mundial de la Salud por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud. En este año la gran invitación es a unirnos a la construcción de un mundo más justo y saludable. La salud, así como la educación, son fundamentales para el desarrollo sostenible, el bienestar de la humanidad y la reactivación económica y social. Tiene un enorme impacto en el avance de la agenda de Desarrollo Sostenible programada para 2030 y nosotros desde Pfizer, como actores dinámicos de la industria farmacéutica, nos sentimos plenamente identificados con la obligación de cerrar brechas a partir de una visión multisectorial que involucra factores sociales, económicos y de medio ambiente.
La pandemia por covid-19 ha representado el desafío sanitario más demandante de los últimos tiempos para las autoridades de salud en el mundo entero. De hecho, las inequidades en materia de acceso a agua potable, aire limpio, nutrición adecuada y servicios de salud se hicieron más evidentes en estos tiempos como lo ha manifestado la Organización Mundial de la Salud. Es ahí donde encontramos una enorme oportunidad de contribuir mediante campañas de prevención y responsabilidad ciudadana que involucran además del autocuidado la necesidad de protegernos desde el entorno familiar, escolar, laboral y social.
La importancia de ser aliados en todos los frentes se ha hecho aún más evidente en el marco de esta pandemia a partir de la identificación de un punto esencial y es el hecho de que todos somos vulnerables, debemos cuidarnos unos a otros, ser conscientes de la corresponsabilidad ciudadana y humana. El cuidado propio y el de mi comunidad se convierten en un deber que nace de la empatía por la salud del otro. El bienestar personal resulta insuficiente, debemos pensar en el bienestar colectivo. Nunca antes se había dado tanta relevancia al cuidado de la salud y al valor de la vida misma. Son tiempos de convivir con responsabilidad en la sociedad como pre-requisito de la equidad.
Resulta fundamental trabajar en red, nutrirnos de las visiones interdisciplinarias, programarnos para trabajar de forma intersectorial y poder caminar así hacia la construcción de un mundo más equitativo y saludable. En esta línea la tecnología no solo cambia la vida, es responsable de una revolución en la salud humana. Al unir tecnología que transforma y ciencia de vanguardia se puede realizar un gran aporte en materia de prevención de enfermedades, uno de los principios básicos de equidad en materia de salud.
De igual manera, innovar para curar o tratar diversas condiciones médicas es una importante forma de contribución. Debemos tener presente siempre el gran deber que se ha convertido para nosotros en una pasión en la búsqueda de que toda esta innovación sea accesible para todos. Aunque parezca una quimera hemos visto que es posible alcanzarlo cuando hay una visión transversal que nos permite trabajar varios frentes en forma simultánea.’
Esta crisis nos ha llevado a repensarnos como sociedad y como sector privado y ha hecho evidente la importancia y la efectividad de trabajar en alianzas y de forma colaborativa en el cumplimiento de objetivos conjuntos y en la generación de valor compartido, necesitando de la suma de nuestras diferencias para mostrar -y ser cada vez- nuestra mejor expresión de apoyo en la construcción de un mundo más justo, equitativo y saludable.
Artículo publicado originalmente en La República
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