Ponerse en los zapatos del otro: la idea central de la inclusión
Si me preguntan cuál es la base de la inclusión y su puesta en práctica diría, sin temor a equivocarme, que se puede sintetizar en una sencilla pero poderosa frase: hay que ponerse en los zapatos del otro. Esta tradicional y a la vez compleja expresión, nos invita a despojarnos de nuestros prejuicios y mitos, a despojarnos de ver al otro como diferente y nos da la posibilidad de ver el mundo desde sus ojos y perspectiva.
Lo anterior, es algo que a la sociedad de hoy le hace mucha falta para evitar así muchos conflictos que se han dejado envejecer y que tienen al mundo dividido en corrientes ideológicas aparentemente irreconciliables por no hablar de otros inconvenientes.
Yo, como persona con discapacidad, he tenido que llevar a cabo un proceso de reconocimiento propio que ha implicado varias etapas, un proceso que hoy esta inconcluso y que tiene muchas páginas por escribir. En primer lugar, tuve que aprender a aceptarme tal cual soy y reconocerme como una persona que tiene derechos y, como cualquiera, merece un lugar en la sociedad. Este lugar, mi lugar en el mundo, me lo he ganado a punta de trabajo esfuerzo y dedicación, haciendo valer mis principios y convicciones.
En segundo lugar, llegó el momento de acercarme a los demás, a mi entorno para reconocerlo y entender cómo pensaban y cómo me percibían. Esto me permitió establecer puntos de contacto y de apoyo mutuos fundados siempre en el respeto y tolerancia. Entonces aprendí que todos aportamos algo, aportamos nuestra esencia e identidad y eso que lo que nos hace valiosos como seres humanos.
En el artículo anterior tuve la oportunidad de hablar acerca de una película, hoy quero seguir la misma línea. Para entender todo lo que congrega la expresión “ponerse en los zapatos del otro” quiero hablar y recomendarles la película EN BUSCA DE LAS ESTRELLAS. Esta es una película de la India y narra la historia de un niño rechazado y segregado por sus compañeros de escuela a causa de su dislexia, una condición que lo hacía vivir abstraído de la realidad y con profundos temores.
Hay un personaje que cambia el rumbo de la vida de nuestro protagonista y es su joven profesor que hace algo que marca la diferencia. Lo primero es empoderar al muchacho, hacerle ver lo importante y valioso que es y en complemento a esto hace un ejercicio con sus compañeros de clase, ejercicio que aún hoy me inspira en mis talleres y conferencias. El profesor les venda los ojos durante un rato para que experimenten en carne propia lo que es tener una dificultad y como deben aprender a sortearla tal como hace su compañero. Desde ese momento la actitud entre todos cambia.
Para finalizar, considero que sí queremos mejorar y cumplir a cabalidad de la educación como objetivo 4 debemos, desde nuestra realidad, entender y emprender acciones que tal como en este filme cambiaron paradigmas y mejoraron un entorno social. Esto es una tarea de todos.
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