En 2017 la Asamblea General de Naciones Unidas creó el Día Mundial de las MIPYMES, el cual se celebra el 27 de junio de cada año y rinde homenaje a las empresas de menos de 250 trabajadores, que día a día aportan un gran porcentaje del desarrollo económico, social y ambiental de los territorios.
Este año, la celebración se ve empañada por las dificultades causadas por la pandemia del COVID-19. Las cifras sobre negocios cerrados, inactivos o resistiendo los embates de la situación son alarmantes y han hecho notar, aún más, la importancia de las MIPYMES para el sustento de la dinámica de los países. Las encuestas aplicadas por ACOPI Colombia en el primer y segundo trimestre de 2020 ratifican el descomunal impacto de la actual crisis en las empresas más pequeñas, pero a la vez, su deseo y empeño de adaptarse a los nuevos mercados, por ejemplo, con la inclusión de soluciones digitales en sus modelos de negocio. Por su parte, la Cámara de Comercio de Bogotá reportó la creación de más de 10.000 empresas durante la época de pandemia, con una fuerte concentración en negocios de tamaño micro en las actividades de comercio, mantenimiento y reparación de vehículos, lo que ratifica la naturaleza emprendedora y resiliente de este segmento.
Reconociendo que las grandes empresas también han sido golpeadas en sus finanzas, probablemente varias de ellas aún cuentan con capacidades, recursos y la necesidad latente de mantener activas sus cadenas de valor, en las cuales seguramente participa un número importante de MIPYMES. Aunque la mayoría de sectores están viviendo un estado de “hibernación”, del cual algunas empresas no volverán a despertar, otras tantas sólo necesitan de un apoyo en el momento adecuado para activarse apropiadamente y en cuestión de meses recuperar su dinamismo como proveedores, distribuidores y clientes.
Las grandes empresas deben contar con la capacidad de cuidar internamente su negocio y a la vez procurar que los integrantes de su cadena de valor presenten el mejor “estado de salud” posible, evitando que se “oxiden” los eslabones o, peor aún, que la desaparición de algunos de ellos rompa la cadena en el corto y mediano plazo. Si bien esta procura del abastecimiento y entrega - que supone la conservación de aliados (proveedores y distribuidores) - atañe inicialmente a departamentos como Compras y Logística, la integración de una visión más compleja puede resultar benéfica para el trabajo con las MIPYMES.
En este sentido, de la mano con las recientes iniciativas de apoyo gubernamental de tipo financiero y fiscal, que deben seguirse difundiendo y profundizando en su alcance, las compañías líderes han de estar en disposición de activar programas en favor de las MIPYMES - no con fines filantrópicos, sino generadores de negocios. Dichos programas podrán comprender alternativas como el apoyo técnico para la digitalización de algunos proveedores y distribuidores, la reducción de tiempos de pago, la referenciación con nuevos clientes, la activación de líneas de crédito corporativas, la implementación de modelos de desarrollo empresarial, la promoción de actividades de economía colaborativa entre empresas y el difundir más y mejor información sobre perspectivas de demanda.
Estas son algunas de las estrategias que pueden ser consideradas para materializar las nuevas soluciones de Valor Compartido que la realidad actual está demandando. No obstante, al reconocer que esta puede ser una respuesta sin precedentes, algunas de las iniciativas referidas deberán plantearse considerando ejercicios de iteración en su diseño para lograr su rápido ajuste a las necesidades, de tal manera que sean notorios los impactos positivos en los indicadores clave de desempeño de las cadenas de valor.
Aprovechemos esta nueva oportunidad para promover negocios rentables no solo en lo financiero. Incluyamos más incentivos en los esquemas de contratación y mantenimiento de proveedores y distribuidores que promuevan las prácticas amigables con el medio ambiente (Ej: mayor puntaje a oferentes que compensen su huella ecológica) y con las personas (Ej: contratación de empresas que estén comprometidas con la implementación de acciones favorables a la equidad de género).
Trabajemos desde ahora para que el 27 de junio del siguiente año pueda ser una fecha de total celebración, por haber aportado con acciones concretas al rescate y dinamización de las MIPYMES quienes, con seguridad, sabrán recompensar la mano amiga que se les tendió en los momentos más difíciles.
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