El turismo es una industria económica poderosa y de relevancia mundial. En la globalización donde el cambio es constante, el turismo tiende a mejorar la economía de los países del tercer mundo, y también presenta un impacto en la comunidad anfitriona local. Las organizaciones internacionales apoyan esta actividad por su contribución a la paz mundial, el alivio de la pobreza y la diversidad cultural, y pensar el turismo así, es vislumbrarlo de una manera sostenible.
El mundo invita a efectuar la práctica turística de un modo sostenible, pues si bien el turismo presenta una relación de oferta y consumo alrededor de los atractivos turísticos presentes en destino, es importante que considere en primera medida su cuidado y conservación, pues de nada sirve que se disfrute de ellos hoy, si ese aprovechamiento se presenta de manera desmesurada, impidiendo la posibilidad de que otros puedan gozar de esos mismos recursos y atractivos en un futuro. Una lógica en esa vía, es una alternativa que conduce a la afirmación que para el turismo sostenible brindó la Organización Mundial del Turismo OMT en 1993, como aquel que atiende a las necesidades de los turistas actuales y de las regiones receptoras y al mismo tiempo protege y fomenta las oportunidades para el futuro.
Mercados campesinos en los cuales los productos son cultivados bajo técnicas de agricultura orgánica, y sus productores, invitan además al comprador, a efectuar un recorrido programado en sus fincas para conocer las técnicas de cultivo, visita a reservas naturales marcadas por herencia de culturas indígenas milenarias para asistir a rituales ceremoniales con la tierra, rutas turísticas en las que se disfruta de los paisajes en tiempo presente al tiempo que se degusta platos de cocina tradicional de antaño, son solo unos de tantos ejemplos que muestran que el turismo sostenible, es una gran alternativa para la dinamización económica del sector, al tiempo que se fortalece la apropiación del patrimonio, por parte de las comunidades locales en tantos lugares mágicos, diferenciales y cargados de identidad.
Vivimos un tiempo de coyuntura mundial, estuvimos encerrados por muchos días en tantos sitios por miedo a contraer un virus mortal, y en ese afán de cuidarnos y proteger a los nuestros nos alejamos del otro. El turismo sostenible es una gran alternativa para recuperar el afecto en una orbita de cuidado de nosotros y de nuestro entorno, es una invitación a que seamos solidarios con las especies que cohabitan con nosotros en un mismo planeta, y es una oportunidad de generar nuevas narrativas a su alrededor, en las que el visitante es consumidor y escribiente en tiempo real de nuevas historias, y productor de una gran bitácora de recuerdos para acuñar en el corazón.
Los hechos que hoy sacuden al mundo, son muestra también, de un consumo desmedido de sus recursos, y muchas personas dentro de las cuales se encuentran también los viajeros, quieren retribuirle un poco de lo que este les ha dado en vida, gracias a un comportamiento responsable en el marco de sus viajes. Ávidos de nuevas experiencias, estos viajeros suman al deseo anterior, lo gratificante que puede resultarles sentir que además de viajar están haciendo algo bueno por el planeta y por los demás. En últimas el destino también eres tú.
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