El cambio climático hará que al menos 5.9 millones de niños, adolescentes y jóvenes vivan en la pobreza para el 2030, según informe de UNICEF

La cifra podría triplicarse a 17.9 millones de afectados, si los gobiernos implementan muy pocas o demasiado tarde las acciones preventivas.

68b5ac8a256ae 10783Derek Padilla sostiene una planta que va a sembrar en el huerto comunitario de la Municipalidad de Guatemala. Foto: © UNICEF/UNI551105/Patricia Wil 

Por: María Jimena Delgado Díaz - PERIODISTA

El cambio climático hará que al menos 5.9 millones de niños, adolescentes y jóvenes vivan en la pobreza para el 2030 en Latinoamérica. Esto, según lo que informa la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en el nuevo reporte titulado: 'El impacto del cambio climático sobre la pobreza infantil y juvenil de América Latina'.

El reporte analiza la potencial incidencia de los eventos climáticos extremos en el aumento de la pobreza en infancia y juventud, junto a los esfuerzos de los países para reducir las emisiones de gas de efecto invernadero (GEI) y a sus estrategias en adaptación y de reducción de pérdidas y daños generados por el cambio climático.

Lo que causa preocupación es que en el escenario más optimista, en que los gobiernos actúen rápidamente para limitar las emisiones de GEI, al menos 5.9 millones de personas menores de 24 años resultarían afectadas. 

68b5ac0815cbf.r d.570 455 6836 f2caeHermilinda Cabrera, de 30 años, con sus hijo Elías, de 6 meses, y de 9 años Foto:© UNICEF/UN057588/Jose Vilca. A

Sin embargo, la cifra podría triplicarse a 17.9 millones de afectados, si los gobiernos implementan muy pocas o demasiado tarde las acciones acordadas en sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, tanto de mitigación y adaptación, así como de reducción de pérdidas y daños. 

“Los niños, niñas y adolescentes sostienen el mayor peso del cambio climático. No solo porque sus cuerpos en desarrollo son más vulnerables a fenómenos extremos como ciclones u olas de calor, sino también porque estos eventos interrumpen los medios de vida de su familia y su educación. Si los niños, niñas y jóvenes no cuentan con los recursos para satisfacer sus necesidades básicas para desarrollar su potencial, y con sistemas adecuados de protección social, se perpetuará las inequidades en la región”, dice Roberto Benes, Director Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.

68b5acca911c3 4ae62Rubén Rodríguez observa el vecindario desde el techo de la habitación donde vive, en Jicamarca, Perú Foto:© UNICEF/UNI462913/Pedro Enriqu

A pesar de ser particularmente vulnerables, el financiamiento climático no prioriza los servicios resilientes de salud, nutrición, educación, agua y saneamiento que la infancia necesita para un óptimo desarrollo cognitivo y físico. 

Solo el 3.4 por ciento del total de la financiación climática multilateral es dedicada a la niñez en América Latina y el Caribe. Y los recortes de fondos y de ayuda para la cooperación coinciden con un momento de necesidad, en el que millones de niños y jóvenes necesitan ese apoyo para mitigar el impacto desproporcionado del cambio climático en su desarrollo.

Recomendaciones de la CEPAL y UNICEF a gobiernos para impulsar políticas climáticas y de protección:

  • Fortalecer la resiliencia climática de los servicios sociales e infraestructura crítica para así proteger mejor a la juventud e infancia, con un enfoque especial en los primeros 1,000 días de vida.
  • Aumentar la financiación climática sensible a la infancia, con acciones dirigidas específicamente a las necesidades de los niños y niñas a diferentes edades.
  • Promover una mayor consciencia, educación y empoderamiento climático de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, promoviendo su participación significativa, así como la incorporación de la educación ambiental y climática en los currículos escolares y los programas educativos.
  • Fomentar políticas de protección social y de respuestas a emergencias que tomen en cuenta las necesidades específicas de la población afectada.
Fuente: EL TIEMPO