UN MUNDO DE ALIMENTOS
PARA UN MUNDO NECESITADO
Un derrumbe en una carretera principal puede aumentar el riesgo de desabastecimiento de alimento y una restricción del flujo de bienes perecederos de una región a otra. Esta es apenas una de las muchas puntas del iceberg que se presentan continuamente en el mundo frente al tema de alimentos.
Es importante recordar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2, Hambre Cero, donde las acciones están encaminadas a poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.
Empezando por el principio, es indispensable avanzar en una estructura de seguridad alimentaria en nuestros países. América Latina, y Colombia en particular, en la práctica son absolutamente pródigas para la agricultura. De hecho, podríamos ser una gran despensa de alimentos no solamente para cubrir autárquicamente nuestras necesidades sino generar los excedentes adecuados para exportar a todo el orbe. No es una simple ilusión, sino una realidad que se demuestra con los números de producción actual y potencial.
La seguridad alimentaria está basada en tierra disponible, bajo cualquier figura empresarial, campesina o mixta, con condiciones adecuadas de riego y cuidado de plagas. A esto hay que sumarle la asistencia técnica indispensable para la mejor escogencia del sembrado, condiciones bióticas, fertilizantes, entre otros. Recordemos que la denominada agricultura orgánica es una fase importante de la agricultura sostenible, pero aún por los niveles de productividad menores todavía no ha podido dar el denominado salto adelante para un reemplazo completo de los fertilizantes químicos. Por supuesto, el llamado es a la innovación, la investigación y la tecnología para que estos procesos se aceleren y encontremos soluciones costo-efectivas que permitan acoger estos procedimientos.
Un asunto no menor consiste en toda la cadena logística para garantizar al cultivador el ingreso justo por su cosecha, contar con vías (no trochas) para poder llevar el producto a los centros de acopio, y generar toda una estructura que abarate los costos de comercialización y poder llegar a los hogares en cantidad, calidad y precios competitivos. Igual, sucede con el mercado destinado a la exportación.
Es importante indicar que en un mundo hiperglobalizado y hiperconectado las cadenas de suministro y logística son vitales. Falta solamente mirar lo sucedido con el COVID y su impacto sobre toda la economía mundial. Si bien, se presentaron alarmas frente a una eventual disminución de producción de alimentos, no propiamente se presentó una situación que pudiera avizorar un futuro catastrófico. Es mucho más grave los efectos permanentes del Cambio Climático con sus ciclos inestables de sequías cuasieternas y épocas de precipitaciones que ocasionan desvastadoras inundaciones. Otro asunto que genera situaciones de cuidado es el conflicto ruso-ucraniano, además de la terrible condición de pérdidas de vidas humanas y el colapso económico derivado, la inevitable disminución de la producción de cereales y fertilizantes, que impactan sobre todo la zona del Medio Oriente y el norte de Africa. En América Latina, la situación no generó una merma considerable de la oferta, lo que no quiere decir que no es deseable también contar con una estructura propia de fabricación de fertilizantes de gran envergadura en la región.
Por supuesto, todo esto exige una mejora notable en la productividad y así generar ingresos a los productores y una baja de precios para los consumidores. Indudablemente esto tiene que venir acompañado de mejores servicios financieros, mercados y oportunidades. Es interesante además pasar de la producción simple del commodity a una de un producto con valor agregado. En Colombia por ejemplo, en los procesos de reintegración en zonas otrora de conflicto, se han generado proyectos de emprendimiento con frutos exóticos amazónicos con notable aceptación nacional e internacional. Por supuesto, aún falta consolidar las cadenas de suministro completas.
Otro tema esencial en el ODS 2, consiste en mejorar los niveles de malnutrición de la población; no solo la aberrante inedia para grupos poblacionales, (en Colombia con no menor frecuencia en zonas de la Guajira y áreas rurales alejadas), sino la tendencia a enfermedades como la obesidad y todos los efectos colaterales. De hecho, la medida colombiana de un impuesto a alimentos procesados y ricos en azúcares, grasas y sal, tiene un sesgo interesante hacia este propósito de mejora de la nutrición. Los temas de información al consumidor no pueden ser exclusivamente los del etiquetado, asunto de por sí importante, sino un programa de formación en las escuelas y en las familias acerca de los alimentos, su cuidado, su potencial y su uso.
Indudablemente también hay que investigar más en los temas de diversidad genética de las semillas, de las plantas cultivas, de los animales de granja y sobre todo, la biodiversidad correlativa y conexa a estos. No es un asunto menor. Implica reconocer la integralidad de todo el ecosistema y así propender por su equilibrio y su desarrollo.
Mauricio López
Director Ejecutivo Pacto Global Red Colombia