Mensaje del DirectorABRIL 2025

ECOESPIRITUALIDAD

En este mes de abril, como todos los años, el día 22, se celebra el Día de la Tierra. En esta ocasión nos plantearemos una pregunta que surge desde una reflexión profunda y es la de ¿cuál es el papel del ser humano en su hábitat? entendido éste como el espacio que nos permite tener condiciones apropiadas para que puedan vivir (lo llamaría mejor convivir) un organismo, una especie, una comunidad animal, vegetal e incluso, reconociendo como válida la teoría de Gaia del profesor Lovelock, la Tierra como cuerpo viviente. En fin, no se trata de una dicotomía entre un materialismo a ultranza, por un lado, y a una situación etérea plena, por el otro. 

Pacto Global, iniciativa de las Naciones Unidas, hace 25 años convoca al sector empresarial, al académico, a los medios de comunicación y a las organizaciones social para coadyuvar en promoción y avance en los valores mundialmente aceptados en materia de Derechos Humanos, Estándares Laborales, Medio Ambiente y Lucha contra la corrupción.

Nuestra definición de sostenibilidad como la interacción armónica de las dimensiones económica, social y ambiental en un marco profundo del respeto por los derechos humanos y con la integridad y transparencia como elemento de relación entre los distintos grupos de interés, nos ratifica un trabajo sinérgico.

Como lo hemos indicado en varios Mensajes del Director Ejecutivo, la Agenda 2030 recoge los postulados del Pacto Global y los plasma en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que recoge la definición básica de la Comisión Brundtland que en 1987 había indicado que el desarrollo sostenible es aquel que permite la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras. De hecho, en una interesante conversación con el rector de la Universidad de la Sabana de Colombia, Dr. Rolando Roncancio, él expuso que esta definición debiera cambiarse a que se tendría que no solamente garantizar la satisfacción de las necesidades, sino mejorar las condiciones para ampliar dicha satisfacción en cada generación presente y futura. El profesor Austin de la Universidad de Harvard había manifestado que el desarrollo sostenible es “vivir hoy sin matar el mañana”, con la propuesta nueva sería “vivir hoy, mejorando el mañana”. También, desde la simpleza de la lógica de las comunidades más sencillas, los masai, tribu del oriente africano, dicen que “la tierra es un préstamo que nuestros hijos nos han dado”, a diferencia de que, como dicen algunos postulados que “la tierra es una herencia que daremos a nuestros hijos”. Francamente es mejor decir que no somos dueños que damos herencia, sino sujetos de un préstamo que el futuro nos otorga.

Una respuesta a la pregunta inicial consiste en hablar de ecoespiritualidad, incluyendo integralmente la visión y especialidad del ser humano. No estamos ante cualquier ser de la naturaleza, sino del que transciende con sus acciones, porque no se trata de un instinto repetitivo de cada especie sino de acciones que emanan de la voluntad del individuo, que con sus decisiones impacta positiva o negativamente el transcurrir de la vida misma. Es decir, hay transcendencia en el actuar humano, con innegables capacidades para argumentar, debatir, crear, innovar y así plantear hipótesis y buscar soluciones, probando su validez, o cambiando cuando no responden a lo previsto, o ser capaces de modificar trascendentalmente una opinión o creencia previa. Por lo tanto, negar esta realidad, sería negar la existencia misma de la ciencia, la cual sirve como puntal para aquellos que defienden posturas desde el agnosticismo hasta el materialismo, o aquellos que establecen la existencia de un ser superior que jerarquiza la acción humana dentro de su hábitat, reconociendo su complejidad.

¿Dónde está esa capacidad de transcender? Me atrevo a decir porque tiene dimensiones espirituales. Y ¿qué es el espíritu? Asunto que sería sujeto de tratados y discusiones ad eternum. Sin entrar en esas honduras, el spiritus es el aliento especial que está en la conciencia del ser para poder relacionarse desde su propio interior y con todo lo que le rodea, ya sea directa o indirectamente. En palabras sencillas podremos decir que en la persona humana se sintetiza lo material y lo espiritual, donde la libertad está implícita en su actuar en la búsqueda permanente de la felicidad tanto interior como externa. En otras palabras, la espiritualidad es esencial para el desarrollo humano sostenible.

A partir de ello, hay que reconocer que todos somos parte de un gran todo y que hay una interacción íntima entre la individualidad, el conjunto y la totalidad. También responde a que cada cual cumple un papel especial y que si bien hay una indiscutible diferencia, hay una responsabilidad de cuidado con todos y entre todos, con una acción recíproca entre el ser humano y la naturaleza, con una adecuada conexión entre todos.

En 2009 se planteaban que no deberían sobrepasarse los denominados límites planetarios, concepto desarrollo por Rockström y su equipo y que al haber un exceso de los umbrales admisibles, se generarían cambios ambientales irreversibles que pondrían en riesgo la estabilidad de la tierra toda, vista como un sistema autorregulado. Complementario a esto, la profesora Kate Raworth en 2017 plantea que además de no superar los límites planetarios descritos, denominados Techo Ecológico, debe existir en la dimensión social un contexto de satisfacción de las necesidades sociales básicas, a la que denomina Fundamento Social. Y entre estos dos límites la economía tiene que ser regenerativa y distributiva, denominándola “Doughnut Economics”, traducido como “economía rosquilla o economía del donut”.

Es que la crisis actual de toda índole, donde el cambio climático es una realidad, desde el punto de vista de la acción antrópica, acelerando procesos naturales, debe dar paso a un actuar consciente, donde el ser humano, por su espiritualidad, es el llamado a liderar transformaciones que permitan crear mejores condiciones para un mundo posible. Por ello, el reconocimiento de la creación como un asunto sagrado, y no simplemente una consecuencia evolutiva, adquiere una importancia para que las conductas y los comportamientos humanos honren lo sagrado. Noten que no estamos hablando propiamente de una religión en específico, sino del concepto de lo sagrado, como algo inmerso al interior y valioso para la existencia propia y la de los demás.

En ese orden de ideas, la ecoespiritualidad no es patrimonio exclusivo de un grupo de especialistas en ecología. Implica una acción interdisciplinaria que entrelazan la experiencia y el conocimiento tanto espiritual, como científico, sociológico y ecológico, por mencionar algunas especialidades. De hecho, se traspasa de una visión lineal y segmentada a una integral de espacio/tierra/agua/aire/fuego/ser humano/cuerpo/relaciones, donde prima la interrelación más que la individualidad, sin descuidarla ni menospreciarla.

Para no generar una discusión que pueda caer en creencias propias, ligadas al misticismo, o a religiones tradicionales, o sabidurías ancestrales, es dable resaltar que el factor común es una relación cercana, consciente, en definitiva, espiritual entre el ser humano y su hábitat, donde la integración implica una eventual desaparición, de la dualidad que tantos conflictos aviva.

En definitiva, podremos decir que no hay sostenibilidad sin espiritualidad. Pretender que el ser humano es uno más dentro del ecosistema es reducir a lo mínimo su capacidad de acción, cuando de lejos está probado que puede contribuir, ya sea positiva o negativamente, a que nuestro mundo, el que usted y yo compartimos con todo lo que está a nuestro alrededor, sea mejor.

Como dice una copla alta del río de la Plata, “no eches en la maleta lo que no vayas a usar, son más largos los caminos pa´l que va cargao de más” Y remata diciendo “No te olvides que el camino es p´al que viene y p´al que va” Por eso, la invitación es a estudiar más estas interacciones y proponer continuamente mejorar para que el sueño posible del Desarrollo Sostenible sea una verdadera realidad.

Mauricio López
Director Ejecutivo Pacto Global Red Colombia

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