Mensaje del DirectorNOVIEMBRE 2025

LA LUCHA CONTRA LA DEFORESTACIÓN, LA MEJOR OPCIÓN

En esta ocasión la Conferencia de Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en su versión COP30 se celebrará del 10 al 21 de noviembre en Brasil, más específicamente en plena Amazonia, en la ciudad de Belem do Pará, 10 años después de la COP 21, mejor conocida como Acuerdo de París, que marcó un hito fundamental, con el mayor consenso posible, para llevar a cabo acciones determinantes frente a las metas de temperatura, ambiciones climáticas, entre otros.

Como en oportunidades anteriores, casi 200 países atenderán la cita para analizar la situación actual, desde la información técnica y científica realizada por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático —IPCC, por sus siglas en inglés—, creado en 1988 con el fin de ir aproximando diferentes estudios científicos, técnicos y socioeconómicos para analizar todos los elementos concernientes al Cambio Climático, desde sus causas iniciales, los diagnósticos continuos, los impactos y las medidas de reducción, mitigación y adaptación que los diferentes países deben abocar, desde su propia especificidad, para coadyuvar como un todo en una acción climática global.

Una de las acciones con mayor expectativa hace diez años fue la limitación del calentamiento global a 1,5°C. Esta será la oportunidad para hablar con claridad acerca de lo que ha sucedido en esta década, y saber cómo estamos frente a ese cumplimiento entre otros aspectos.

Estar en la Amazonia, en el marco geográfico del denominado Pulmón del Planeta, implica desde la narrativa descriptiva un trasfondo excepcional, al ser un ecosistema estratégico para la regulación climática global.

Esta COP30 no puede quedarse en una reunión de mero diálogo. Tiene que pasar a una acción con propósito en donde se renueve el compromiso de la transición energética con una senda realista y pragmática de descarbonización. No caben aquí discursos de estigmatización ni diatribas que pretendan, con plazos fatales cercanos, acabar con los combustibles fósiles por decreto, lo que sería simplemente un anuncio sin alcances reales y fácticos. De hecho, el gas natural tiene que seguir reafirmándose como el combustible de dicha transición. Complementario y de la mano, la apuesta global de cambiar la matriz energética con energías renovables, tanto las convencionales como la hidroenergía, pasando por el uso adecuado de la energía nuclear y con las fuentes de energía renovables no convencionales, como la fotovoltaica, hidrógeno, eólica, biomasa, entre otras, tiene que seguir dando pasos adelante gigantescos.

No hay que olvidar tampoco seguir innovando en todos los aspectos, tecnológicos, informáticos, mecánicos, educativos, culturales, por mencionar algunos, para afianzar la eficiencia energética, es decir, menos energía para más personas con más y mejores resultados, desde la productividad para una mayor competitividad, con producción y consumo responsables.

Desde el marco de acción financiero, hay que ser más audaces en lo que se ha denominado el financiamiento climático y, claramente, lograr que las comunidades más vulnerables tengan acceso pleno al desarrollo energético con equidad.

Todo lo anterior es importante. Sin embargo, la acción esencial para una adecuada regulación climática es la preservación de los bosques y la apuesta por la regeneración natural y la reforestación. De hecho, estar en la Amazonia es un poderoso símbolo, al ser el bosque tropical más grande del mundo, con la mayor biodiversidad y una enorme cantidad de recurso hídrico. Tomando como referencia a WWF, unas pequeñas cifras muestran la dimensión de la Amazonia: almacena el 10% del carbono global; es responsable de garantizar los denominados “ríos voladores”, a través de la circularidad del agua entre el 50% y 75% de las precipitaciones anuales; una gran fuente de alimento y con descargas superiores a 200 mil metros cúbicos de agua dulce por segundo al Océano Atlántico.

Este escenario grandioso y vital está en constante presión, debido a un cambio de su vocación y por la deforestación, que deviene también en incendios forestales. Según datos recientes, ya se lleva destruido cerca del 18% del bosque natural, y hay una degradación considerable en un 17% adicional. Esto genera alarmas en los paneles científicos porque estamos llegando a puntos de inflexión, perdiendo este gran sumidero de carbono, con las consecuencias sobre el clima y, por supuesto, afectando a todos los ecosistemas y a las personas del planeta.

No es solo la Amazonia; también están las selvas tropicales en el Sudeste Asiático, centro del subcontinente indio, el sur del Sahel con las selvas africanas, las tundras árticas y las selvas tropicales en el Pacífico colombiano y centroamericano, para mencionar algunos.

La meta del 1,5°C en el incremento de la temperatura global no solamente exige acciones globales, sino también compromisos nacionales. La NATURALEZA es la aliada central para lograrlo.

Por lo tanto, en Colombia no son admisibles bajo ningún punto de vista más de 200 mil hectáreas anuales deforestadas, especialmente en piedemontes y bosques de nuestra Amazonia, así como en las selvas de la costa Pacífica y en el Magdalena Medio, producto sin duda de una expansión de la minería ilegal y de cultivos ilícitos, especialmente.

A nivel aún más local, la protección de riberas de ríos, quebradas, caños, manglares, ciénagas y, por supuesto, de los páramos debe consolidarse en cada municipio y vereda colombiana. Cada comunidad, independientemente de su condición, tiene que ser una verdadera guardiana del bosque y del agua.

En definitiva, conservar la naturaleza articuladamente con las estrategias de mitigación de emisiones y adaptación al cambio climático sigue siendo posible, desde nuestra visión de Desarrollo Sostenible, siendo resilientes, contando con seguridad hídrica y alimentaria, que al final redunda en prosperidad para todos, en armonía con los ecosistemas.

Por supuesto, no es una postura radical de que cualquier sistema es intocable. Los consensos adecuados permiten identificar en dónde y hasta dónde poder actuar, utilizar los recursos y propender por el necesario y deseable progreso material de la población. Habrá espacios y áreas que no podrán bajo ningún aspecto utilizarse; otras sí. El éxito es la articulación a partir de la ciencia y el conocimiento. Todos los procesos y narrativas que surjan de esta COP30, a nuestro juicio, deben estar signados por este propósito.

 

Mauricio López
Director Ejecutivo, Pacto Global Red Colombia

*Conozca otros mensajes del Director aquí